En el último tiempos estamos siendo testigos de la humanización cada vez más marcada por parte de las marcas y en esta inclinación las marcas de lujo no están siendo ajenas al movimiento. Aquello que antes parecía inalcanzable y solo estaba reservado para algunos pocos, de a poco empieza a ganar terreno en espacios que son mas comunes y familiares. La necesidad de conectar con una audiencia más amplia, captar el público joven y por sobre todas las cosas ser relevantes, está llevando a las marcas de lujo a ser las grandes estrellas en el ámbito deportivo.
Si bien el patrocinio deportivo por parte de las marcas de lujo no es un novedad, históricamente estuvo asociado a determinados deportes como el Tennis, el Golf y la Náutica. También la asociación con atletas que se convierten en Brand ambassadors y crear los uniformes para vestir delegaciones deportivas ha sido otra de las maneras en que se aplicaba esta herramienta de gran alcance, cobertura y visibilidad. Pero el big leap en la industria lo dió meses atrás el grupo LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy) al anunciar que se convertía en el patrocinador premium de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos a desarrollarse en París el próximo año. Una verdadera revolución que marca un antes y un después en lo que se venía haciendo hasta el momento. Ya no se trata de una marca patrocinando a un deporte, sino de un conglomerado de marcas que se convierte en el principal socio estratégico de uno de los eventos deportivos más importantes a nivel mundial. Hasta el momento este tipo de patrocinios estaba reservado para las marcas deportivas, bancos, líneas aéreas entre otras. Ahora la industria del lujo ingresa para ser protagonista.

Este hecho histórico lejos de ser una simple asociación comercial, representa una simbiosis única entre la exclusividad de alta gama y la intensidad del mundo deportivo. Se trata de asociar directamente la industria del lujo con ideales positivos y favorables como la superación, igualdad, respeto, compañerismo y entrega. También es importante destacar que el deporte tiene la particularidad de trascender las fronteras culturales y lingüísticas, creando un terreno común donde se pueden establecer conexiones globales y de esta manera poder llegar a grandes audiencias a través de diferentes canales de difusión.
Una vez más lo elegante y exclusivo ha encontrado un nuevo escenario donde poder brillar con su propia luz. Y nada mejor que Paris como escenario elegido para dar vida a esta nueva etapa. Como fue planteada la alianza entre el Comité Olímpico y LVMH pareciera ser que no se trata de una tendencia, sino de una evolución estratégica que cambia las reglas en lo que conocido al momento en el patrocinio deportivo. A medida que las fronteras entre la sofisticación y la pasión se desdibujen, podremos esperar asociaciones más innovadoras y colaboraciones que transformen la manera en que percibimos a las marcas de lujo y el deporte.