Hasta no hace mucho tiempo atrás dependíamos del servicio de TV y la radio para acceder a las noticias y el entretenimiento, estábamos “atados” a una programación específica en un horario establecido. Con la llegaba de internet y el avance de la tecnología el consumo de noticias, películas, series, música y programas de TV cambió la modalidad en que consumimos contenidos, ahora podemos hacerlo cuando y donde queramos además de elegir con que dispositivo hacerlo. Fuimos atrapados por el fenómeno del streaming: una corriente de contenido que fluye sin interrupción y que está a nuestra plena disposición.
Las reglas del juego de los medios de comunicación audiovisual comenzaron a modificarse, no solo se trataba de la llegada de nuevas plataformas sino también de la gestación de un nuevo usuario digital que tiene el poder de elegir de acuerdo a su comodidad fragmentando así a las audiencias. La familia y los amigos alrededor de una TV pasaron a ser parte de la historia pasada, exceptuando los eventos deportivos relevantes, como la última Copa Mundial y aquellas series o películas que de desea mirar en compañía.

Dentro de este contexto aparece la generación Z, familiarizados desde muy temprana edad con el uso de dispositivos digitales y redes sociales. Una audiencia ávida de contenido distinto al que ofrecen los medios convencionales y con los cuales no se sienten identificados. El contenido que consumen y como lo consumen también es diferente, por eso aparece una nueva forma de comunicarse a través del streaming en vivo.
Nadie ha sido ajeno de escuchar o ver a través de las redes a un influencer anunciar el horario de prendido de su canal en Twitch. La inmediatez y contacto con el público en vivo congrega a miles de usuarios digitales interesados en entretenerse, conversar o discutir sobre algún tema que los interpela, hablan de igual a igual, usan sus propios códigos, son espectadores y muchas veces protagonista a la vez.

Esta manera improvisada de conectarse a un canal, ha comenzado a profesionalizarse en el último tiempo dando lugar a un nuevo medio de comunicación, un nuevo formato para consumir contenido disruptivo que tiene el sello de una narrativa muy particular. Se trata de un hibrido audiovisual que se transmite especialmente por Youtube, que tiene algo de TV y radio en vivo con programación propia a cargo de talentos y referentes de las redes sociales, gamers y streamers. Y más allá de la cantidad de visualizaciones o audiencia que tenga cada transmisión (que es bastante), tienen una dinámica establecida de generar un clip post programa que se comparte en redes como Tik Tok e Instagram para viralirarse y así continuar sumando audiencias.
Como profesionales del marketing y la comunicación no podemos estar ajenos a este fenómeno que se encuentra en plena ebullición y donde la pauta tradicional a la que estamos acostumbrados no existe. Es nuestro desafío encontrar nuevas formas de comunicar para poder llegar y captar a una audiencia que está cambiando constantemente el paradigma de lo ya establecido.