En los últimos años, hemos sido testigos de un cambio significativo en cómo las plataformas de redes sociales valoran y promueven el contenido. Aunque la cantidad de seguidores sigue siendo un indicador de popularidad, los algoritmos de Instagram y TikTok han comenzado a priorizar el engagement y la calidad del contenido sobre la simple cantidad de seguidores. Este cambio implica que tener un millón de seguidores ya no garantiza automáticamente el éxito de una publicación.

Las plataformas están poniendo mayor énfasis en el engagement que se traduce en cuánto tiempo pasan los usuarios viendo un contenido, si interactúan con él, si lo guardan y/o si lo comparten. En este contexto, un número menor de seguidores altamente comprometidos puede ser más valioso que una gran cantidad de seguidores pasivos. Por eso los micro y nano-influencers han empezado a ganar mayor protagonismo. Cuentas con menos seguidores, pero con tasas de engagement más altas, ofrecen a las marcas un alcance más efectivo y auténtico, ya que los consumidores tienden a confiar más en recomendaciones de personas que sienten más cercanas y reales, que en las que ya han pasado a formar parte del “star system digital”.

Instagram ha realizado varios cambios en su algoritmo desde el lanzamiento de sus Reels para competir con TikTok. Ahora, el algoritmo favorece el contenido de video corto y entretenido. Algo que las marcas y los creadores de contenido han empezado a implementar para mantener y aumentar su visibilidad. También se está dando prioridad a las interacciones significativas, como comentarios, guardados y compartidos, sobre los “me gusta”. Por su parte, TikTok, que ha revolucionado la manera en que el contenido se distribuye y se consume, está priorizando a las cuentas con pocos seguidores para que puedan alcanzar millones de vistas con la utilización de un sticker especialmente diseñado. La clave sigue siendo el contenido: deber ser relevante, atractivo y entretenido.

Con los algoritmos priorizando diferentes tipos de contenido, los formatos de publicación también tienen su incidencia. Tanto en Instagram como TikTok se trata de combinar imágenes, videos, historias y estados para atraer y mantener activas a las audiencias. Publicar regularmente ayudará a maximizar el alcance y engagement. Frente a este escenario, las marcas se ven en obligadas a invertir en contenido visualmente creativo, atractivo, entretenido y por sobre todas las cosas que resuene con los usuarios con el fin de provocar respuestas (interacción) emocionales significativas.

En resumen, aunque la cantidad de seguidores sigue siendo relevante, sobre todo para los titulares de las cuentas. Instagram y TikTok hacen evolucionar sus algoritmos para que las marcas tengan que modificar constantemente sus estrategias digitales. Es momento de probar cosas distintas, experimentar y generar diferentes tipos de contenidos para ser vistos, gustados, recordados y elegidos, pero de ninguna manera dejar de subir y compartir.